(6 de marzo de 2010)
Mirar a través de las palabras es una de las mayores virtudes de Rubén Reyes Ramírez. Se intuye desde que se le estrechan las manos. Es de esos hombres sin laberintos y con una frescura exquisita en la voz.
De esas que sólo la poesía imprime a quien escoge para su romance perpetuo. No es de extrañar, entonces, descubrirlo entre los más de 200 escritores presentes en el XV Congreso de Literatura Mexicana Contemporánea, que aún sesiona en El Paso.
Una iniciativa de UTEP apoyada por la Secretaría de Relaciones Exteriores de México y su Consulado General, en esta localidad. Del evento, el doctor en Ciencias Filológicas, dijo: “es un magnífico instrumento de diálogo, acercamiento y enriquecimiento mutuo”, entre intelectuales de México, los Estados Unidos y el mundo.
“Tiene muy alto nivel; sobre todo me gusta la idea de ver la literatura mexicana más allá de sus fronteras, con la posibilidad de una mirada interior y una mirada exterior”, señaló.
Autor de seis poemarios, compilador de dos antologías de escritores yucatecos y artífice de innumerables ensayos, Reyes ha demostrado ser un luchador incansable por la cultura de su país. Posición que ha sabido defender muy bien desde su trinchera en la Universidad Modelo donde dirige la escuela de Humanidades.
En su obra se entrecruzan tres alientos poéticos que de alguna manera ondulan su discurso. El primero “el gran problema del hombre como especie, desde que se desprende del paraíso en una actitud de transgresión y recuperación de su propio ser, de su propia conciencia, hasta el peligro que se vive actualmente de destrucción de la humanidad”.
El intelectual yucateco, con licenciatura y maestría en Antropología, desea “una vida y una sociedad mejores, más justas” para su gente, otra línea que en su momento asoció tácitamente con el socialismo pero que posteriormente fue evolucionando en un sentido más abierto y que tiene que ver, según explicó “con toda esta situación de irracionalidad en la que vivimos” y que urge cambiar.
Reyes también le canta al ser humano como sujeto presa del amor y el desamor. “Creo en el erotismo, en la pareja, en la posibilidad de cada individuo de lograr una comunión con el otro”, indicó.
Llegar a estas percepciones y madurez intelectual, ha sido parte de un largo trayecto. Contratiempos, metas, gratificaciones, experiencias que evolucionaron junto a su alta sensibilidad. Reyes perdió la visión entre los siete y los ocho años de edad, sin embargo, su fuerza interior, su entereza y su talento literario, se anteponen.
“Mi aspiración ilusa y a la vez ambiciosa de querer escribir poemas comienza desde los 18 años”, comentó. Fue así como por 1974-75 se integró al taller literario ‘Platero’, en la ciudad de Mérida, haciendo sus primeros versos bajo la asesoría del poeta “Yucatalán” Juan Duch Colell y también de Inocencio Burgos (poeta y pintor).
Por esa etapa surge una revista de Literatura, auspiciada por la Universidad Autónoma de Yucatán. “En ella se dan a conocer mis primeros textos”, evocó, para luego reconocer “después me interesé por la academia y la critica literaria”. La enseñanza superior, los postgrados y el doctorado en la Universidad de La Habana, Cuba, fueron perfeccionando estilo y discurso.
El ejercicio de la crítica literaria, el escudriñar a los talentosos de la Península de Yucatán le imprimen más seriedad a su trabajo.
Muestra de ello es la ponencia presentada en el Congreso de Literatura Mexicana sobre una novela atípica de la revolución. “La tierra enrojecida, del autor yucateco Antonio Magaña Ezquivel, me han servido adentrarme en una excelente crónica sobre los últimos días de Felipe Carrillo Puerto, postulado a gobernador de Yucatán por el Partido Socialista del Sureste”, indicó. “La obra culmina con su asesinato”, explicó.
Apasionado por su país y su gente Reyes, no escatima tiempo ni esfuerzo para dedicarse a las letras, como legado a las futuras generaciones.
Y es que como el mismo dice: “Al final gana la literatura, la crítica, y gana la poesía como instrumento que ayuda a salvar al ser humano y su espiritualidad”.
Rubén Reyes Ramírez, es autor de la serie antológica de poetas yucatecos (dos tomos) La voz ante es espejo. Tiene los libros poemas son: Pequeño brindis por el día (1987) obtuvo el premio Medis Bolio, Ocupación del aire (1992), Centinela del espejo (1993), Conjugación de hojas para un crepúsculo (1995), Estrategia para tomar la flor (2003) y Crónicas del relámpago (2009), entre otros.